Encontrarme con Antonio Muñoz Molina, quien visitó la ciudad y no cesó de halagarla, fue para mí increíble ya que el jiennense me captó el acento de una y nos reímos un poquito. Su nuevo libro El viento de la luna es la narración de un doble viaje: el del tránsito a ser adulto (la edad del pavo era?) y la del Apolo XI hacia la luna en 1969. Muñoz Molina viene de nuevo en marzo para acá ya que este año es el más fecundo culturalmente hablando que ha tenido Medellín y el país desde hace muchísimas décadas. El IV Congreso de la Lengua, que se celebrará a caballo entre la capital antioqueña y Cartagena traerá a toda la creeeeeemmeee del intelectualoide.
Ese mismo día nos fuimos a carabobiar, o séase a inaugurar el paseo Carabobo. Nos sentimos muy de acá, bueno David lo es, pero yo me lo pasé a lo grande. La imagen vale más que mil palabras.
Y llegó el sastrólogo, Humberto, paisa afincado nada más y nada menos que en Gerena city y trajo consigo, además del jamón y la caña de lomo y las pipas, una invitación a una novillada en la plaza de toros de La Macarena. Allí hicimos nuestros primeros pinitos de codeo social con los taurinos de aquí y conocimos toreros de todas las castas. Terminamos esa larga jornada con algunos ganaderos en un salón de tangos donde anunciaron que la gran bailaora de Sevilla, Paquita Arias, iba a bailar. QUE VERGUENZA. La paisa que bailó sevillanas conmigo (con traje claro está) parecía de Triana de lo bien que bailaba y yo resolví como pude con mis chanclas y mis pantalones cortos de turista. En la de abajo estoy con Humberto, el sastrólogo y el torero extremeño Manuel Bejarano, que casi se vuelve rolo y paisa repitiendo ciertooooo?
domingo, enero 14, 2007
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2 comentarios:
Me alegra comprobar que recuperas tus formitas: todas.
Imagino que David ya me conoce y no se molesta
te refieres a la barriga, ya lo sé jejeje
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