martes, abril 17, 2007

YEZ, ANOTHER DAY IN PARADISE











Desde que estoy aquí pienso mucho en los ideales. ¿Quién tiene la casa de su sueños? ¿El trabajo de su vida? Tirad la primera piedra cuando queráis pero yo os digo que los paraísos soñados se alcanzan. Ya lo disfruté con David en Sapzurro y hace pocos días subí a las nubes (no a las de Jericó, de eso tengo que hablarrrr....) de nuevo con Karmentxu y Mireya, la Purpi. Ellas os pueden contar más que yo, al menos otra impresión, que yo llegaré a ser inmamable un día de estos, si ya no lo soy...Centrémosnos. La divina Providencia, un paraíso soñado y alcanzado, una isla en la que no puedes permanecer más de 120 días a no ser que te cases con un nativo o tengas un hijo de alguno de ellos. Esa limitación mantiene la isla tal como es: bellísima, a pesar de que el año pasado fueron castigados por un huracán. Ya desde el cielo se puede vislumbar el agua de una isla que también llaman del mar de los siete colores. Y todo es cierto. Desde un aguacero que te purifica como si hubieras nacido de nuevo hasta que los coches te avisan de que retroceden (surrealismo mágico o guiño para quién lo entienda) a ritmo de "ayudame a olvidarte y decirte que te quieroooo". Como siempre las fotos lo dicen todo así que os dejo disfrutarlo, con nosotras. No quiero olvidarme de que, cuando vuelva, quiero comer cangrejos, muelas de cangrejo negro y salir por la noche, a la playa de Manzanillo, a encontrarme con los "otros cangrejos negros", fumar varillo y pensar que la vida son dos días pero que en el paraíso parecen más. Os quiero. Hay otra entrada con That tha tha. Esta es mi canción de despedida...