
Como esa pelota que está en el cielo nos sentimos cuando llegamos a Medellín, a
Medallo. Ya estábamos, ya encontramos apartamento para
rentar y sólo nos
restaba disfrutar y buscar muebles. David y yo, en las nubes, con nuestro apartamento de
La Cañada, en el barrio
El Poblado de la ciudad del pelirrojo, mi esposo (ja), como ya sabeis a estas alturas del partido. En efecto, llegamos. Destino Medellín, rumbo a la aventura de otra vida lejos de Sevilla (que no del Sevilla, ahora escucho cómo sube mi equipo...es el líder!).
Hay que acostumbrarse, por cierto, a decir
tinto en lugar de
café para que no te
miren raro. Y para mí sí que es raro pedir un tinto a las 9 de la mañana. Increible no? No sólo que me levante temprano, que sé lo que alguno estará pensando algún
Malpensante. También hay que adaptarse a comer
arepa en lugar de
tostá. Pero no es difícil, la arepa está buenísima en sus múltiples versiones. Yo hasta ahora me quedo con la
tela doña Paisa con sal con mantequillita.

Medellín es una ciudad muy ruidosa, parece
Beirut aunque yo nunca he estado allí. Es preciosa, pero ha perdido mucho encanto porque ha desplazado mucho verde en función del
boom inmobiliario que aquí empezó a arrancar (la globalización oh my god). Esta obra de
Fredy Serna es una buena muestra de cómo se están apilando grandes edificios en una ciudad que tuvo casas muy bonitas. Está pintando como un graffiti junto a casas "reales" .

Cuando pillo un taxi -amarillos, como en Nueva York- y veo el tráfico, los
tacos que se montan a diario, pienso que aunque hayan intentado regular el problema con lo que llaman
pico y placa -la mitad de los coches a determinadas horas según su
placa y en hora
pico no pueden circular bajo multa bastante c
ostosa-, a esto le queda mucho por arreglar. En las largas charlas que mantengo con los taxistas uno dio con el quid: Medellín siempre está en pico lo que hay que eliminar son placas. En efecto, los
carros y taxis parecen una plaga.

Existen otros medios de transporte y son muy baratos, pero en comparación con el taxi...El
metro (la foto de la mujer limpiando una de sus entradas en muy ilustrativa, casi metafórica) es el
orgullo de los paisas. Bien lustrado, sin violencia, todo un logro para un ciudad como ésta que, repito, es fantástica pese a la polución -veáse
México DF- y la imagen que tiene en el exterior desde hace incontables años.