lunes, febrero 26, 2007

Estampas de la felicidad




La bahía sapzurreña, el árbol de pan dónde se conversa, conversa y conversa hasta que las cervezas se terminan y entonces hay que esperar a que venga una lancha del pueblo más cercano, y Víctor y yo con los amiguitos, los pequeños, comiéndonos una de las delicias -sencilla, sencilla- locales: los helados de Chila, que saben a esos que nos hacían nuestras madres y abuelas. En este caso eran de puro coco, lo que más se ve en este, repito, paraíso, de mosquitos, posible dengue o paludismo pero PARAÍSO al fin y al cabo.
Celebrar el fin de año en ese pueblo (vaya competición de baile el día 1!!!!!)me hizo sentir como si estuviera en una película. ¿Era yo quién estaba tan feliz? No podía ser...¿Estaría soñando? ¿La vida es sueño? Sí, Calderón, somos aves de gran vuelo, que sólo saben volar...hacia sus sueños.

1 comentario:

RRock dijo...

Vaya... me ha tocao hondo tu relato de fin de año. Cuantas veces soñé con recibir el año nuevo junto al mar, rodeada de lucecitas de colores, música timbalera y yo en bikini y cervecita en la mano, mirando al infinito.
Los sueños existen y están pa cumplirlos. K envidia, cabrona!