¿Qué es Macondo? Pues simplemente lo que uno imagine como paraíso de pañales o, lo que es lo mismo, un sitio donde todo sobra, incluso saber quién es García Márquez. Es la tierra de los que vuelven a nacer y pueden, afortunadamente, desconectarse del aceleramiento global . En Colombia existen varios MaC ondos (son como churros o hamburguesas ),pero hasta el momento lo más auténtico con respecto a lo que soñé cuando leí Cien años de Soledad... es Mompox, un pueblecito a orillas del río Magdalena -he aquí algún elemento mancondino o macondiano-, un paraíso (sí, otro más), donde lo único que se hace a veces insoportable es el calor. Por lo demás, el protagonismo es único, la cámara va sobre tu cogote, el realizador te dice que mires para allá, que no se te escape lo de atrás, que atrapes el momento...A este sentimiento se le llama incredulidad...¿Es que acaso soy yo el que está viviendo esto?....
Tiene este pueblo donde se rodaron algunas películas del archiconocido MaC García Márquez un saber estar ÚNICO hasta el momento en nuestro periplo por tierras colombianas. Llegamos en chalupa (¡ay ese río Magdalena, que enmudece, y tartamudea...!) dejando atrás los montes de maría, donde el celular, al fin, no funciona porque la cobertura ese la come con papas la guerrilla..Pero sobre todo lo que más impresiona es la hospitalidad de la gente de allí: los momposinos, quienes nos recibieron con los brazos abiertos y unas buenas cervezas vestidas de novia, o sea blanca-heladas. El sopor constante no pudo con nuestras ganas y entramos en ese embeleso perpetuo que te causa el calor...Uno flota, deja de pensar, se olvida de que trabaja, que tiene una hipoteca, muchas responsabilidades...Sólo anda, anda,se queda boquiabierto, abre la boca, come y bebe cervezas. Conversa. Sueña.Vive!!!!!!!!!!!
Tiene este pueblo donde se rodaron algunas películas del archiconocido MaC García Márquez un saber estar ÚNICO hasta el momento en nuestro periplo por tierras colombianas. Llegamos en chalupa (¡ay ese río Magdalena, que enmudece, y tartamudea...!) dejando atrás los montes de maría, donde el celular, al fin, no funciona porque la cobertura ese la come con papas la guerrilla..Pero sobre todo lo que más impresiona es la hospitalidad de la gente de allí: los momposinos, quienes nos recibieron con los brazos abiertos y unas buenas cervezas vestidas de novia, o sea blanca-heladas. El sopor constante no pudo con nuestras ganas y entramos en ese embeleso perpetuo que te causa el calor...Uno flota, deja de pensar, se olvida de que trabaja, que tiene una hipoteca, muchas responsabilidades...Sólo anda, anda,se queda boquiabierto, abre la boca, come y bebe cervezas. Conversa. Sueña.Vive!!!!!!!!!!!
Mompox tiene un etos propio, un sabor, olor y calor especial y, además, una Semana Santa muy parecida a la de Sevilla (sólo con eso ya roba el corazón miarma). Y más puntos a favor: allí viven dos personajes a los que hay que conocer si queremos entender esta novela de ficción que es Colombia, Inés y Jaime, un matrimonio que se te queda enquistado en el alma porque personifican la generosidad y el cariño sin pedir nada a cambio, quizás sólo volver. Todos los que estuvimos allí, Emilio (el bendito culpable de nuestra aventura momposina), Julián (jamás se olvida de este sueño), Olga , David, Chiky, Gustavo y la que suscribe tienen parte de su corazoncito allá y QUEREMOS QUE LO SEPAN. A quien corresponda, pues.
Fueron días de ron y mucha caña (tenaces pa los parceros), paseos, historias, risas...Tan entrañable que verguenza me da escribir tanto tiempo después sin poder atinar en la esencia.