jueves, julio 26, 2007

MACONDO EXISTE


















































¿Qué es Macondo? Pues simplemente lo que uno imagine como paraíso de pañales o, lo que es lo mismo, un sitio donde todo sobra, incluso saber quién es García Márquez. Es la tierra de los que vuelven a nacer y pueden, afortunadamente, desconectarse del aceleramiento global . En Colombia existen varios MaC ondos (son como churros o hamburguesas ),pero hasta el momento lo más auténtico con respecto a lo que soñé cuando leí Cien años de Soledad... es Mompox, un pueblecito a orillas del río Magdalena -he aquí algún elemento mancondino o macondiano-, un paraíso (sí, otro más), donde lo único que se hace a veces insoportable es el calor. Por lo demás, el protagonismo es único, la cámara va sobre tu cogote, el realizador te dice que mires para allá, que no se te escape lo de atrás, que atrapes el momento...A este sentimiento se le llama incredulidad...¿Es que acaso soy yo el que está viviendo esto?....

Tiene este pueblo donde se rodaron algunas películas del archiconocido MaC García Márquez un saber estar ÚNICO hasta el momento en nuestro periplo por tierras colombianas. Llegamos en chalupa (¡ay ese río Magdalena, que enmudece, y tartamudea...!) dejando atrás los montes de maría, donde el celular, al fin, no funciona porque la cobertura ese la come con papas la guerrilla..Pero sobre todo lo que más impresiona es la hospitalidad de la gente de allí: los momposinos, quienes nos recibieron con los brazos abiertos y unas buenas cervezas vestidas de novia, o sea blanca-heladas. El sopor constante no pudo con nuestras ganas y entramos en ese embeleso perpetuo que te causa el calor...Uno flota, deja de pensar, se olvida de que trabaja, que tiene una hipoteca, muchas responsabilidades...Sólo anda, anda,se queda boquiabierto, abre la boca, come y bebe cervezas. Conversa. Sueña.Vive!!!!!!!!!!!

Mompox tiene un etos propio, un sabor, olor y calor especial y, además, una Semana Santa muy parecida a la de Sevilla (sólo con eso ya roba el corazón miarma). Y más puntos a favor: allí viven dos personajes a los que hay que conocer si queremos entender esta novela de ficción que es Colombia, Inés y Jaime, un matrimonio que se te queda enquistado en el alma porque personifican la generosidad y el cariño sin pedir nada a cambio, quizás sólo volver. Todos los que estuvimos allí, Emilio (el bendito culpable de nuestra aventura momposina), Julián (jamás se olvida de este sueño), Olga , David, Chiky, Gustavo y la que suscribe tienen parte de su corazoncito allá y QUEREMOS QUE LO SEPAN. A quien corresponda, pues.

Fueron días de ron y mucha caña (tenaces pa los parceros), paseos, historias, risas...Tan entrañable que verguenza me da escribir tanto tiempo después sin poder atinar en la esencia.






















sábado, julio 07, 2007

Me voy pa Cartagena y no guervo má





Que ya sé que la canción dice pa la Habana, pero mijo es que esto es el Caribe, no el de Curro, sino el de los turistas de todo el mundo porque Cartagena es la ciudad más visitada de toda Colombia. No en vano Emilio (el hombre de barba blanca para quien no lo conozca) ha ido más de siete? veces. Increíblemente bella, esta antigua ciudad colonial mantiene casi intacta toda su arquitectura, esa que los costeños piensan que nosotros tenemos en toda España aunque no es así. Aunque cuando uno camina por la ciudad vieja, la amurallada, se tiene la sensación de estar en casa. Y es que esos chapetones (españoles peyorativamente hablando) sabían construir su espacio. Las ventanas, puertas, los tiradores, llamadores, esos patios...Todo es un tesoro histórico y social porque en las angostas calles del centro uno puede hacer un amplio estudio sociológico: el turista que no sale de las plazas señaladas en la Lonely Planet, el sabelotodo (o todero) que es más avispado que un toro y te la mete por donde puede con las últimas artesanías, el mulato muy querido (buena gente) que te cuenta con muuuuuchaaaa parsimonia la historia de Colombia y el anciano, el cuchito que relee Cien años de Soledad por segunda vez (la primera era "un huevón").
Ese viaje, además de ponerme la piel muy muy morena, me sirvió para conocer a fondo a olga y Emilio, una pareja que, a pesar de una larga carrera de obstáculos, son felices a toda cosa, viento en popa rumbo a Cartagena. Son unos grandes amigos y unos padres excepcionales. Repito excepcionales.
De Cartagena no voy a contar mucho más: bueno sí, que en dos días me voy pa llá otra vez y volveré con buenas historias. O SEA QUE LA ENTRADA DEBERÍA SER ALGO ASÍ COMO ME VOY PA CARTAGENA Y NO GUERVO MÁ. NO NI NÁ